por Carlos Rey
En este mensaje tratamos el caso de un hombre que «descargó su conciencia»
en nuestro sitio www.conciencia.net. Lo hizo de manera anónima, como pedimos
que se haga; así que, a pesar de que nunca se lo había contado a nadie, nos
autorizó a que lo citáramos, como sigue:
«Trabajo para una institución del gobierno... y por mi esfuerzo he podido
surgir hasta poder llegar a ser jefe de un departamento. Mi esposa... me ha
dicho que debo renunciar a este puesto y continuar con mi puesto de oficinista,
ya que he tenido que trabajar en algunas ocasiones hasta tarde....
»Ella me dijo que si no renunciaba a ese puesto, no se destinaría dinero
para yo poder continuar con mi tesis, ya que ella maneja en la totalidad el
dinero de la casa, por conveniencia mutua.
Eso me puso entre la espada y la pared, y tuve que hacer lo que ella me dijo.»
Eso me puso entre la espada y la pared, y tuve que hacer lo que ella me dijo.»
Este es el consejo que le dio mi esposa:
«Estimado amigo:
»La única razón que usted da por la que su esposa se opone a ese ascenso
laboral es el aumento en las horas de trabajo. Usted no lo dice, pero ella sin
duda piensa que usted necesita pasar más tiempo en casa con ella y con sus
hijos, si ya los tienen.
Tal vez ella también piense que las horas y las responsabilidades adicionales traerán consigo más estrés de lo que puede soportar, sobre todo porque al mismo tiempo está tratando de terminar su tesis.
Tal vez ella también piense que las horas y las responsabilidades adicionales traerán consigo más estrés de lo que puede soportar, sobre todo porque al mismo tiempo está tratando de terminar su tesis.
»Sin embargo, a pesar de esas dos buenas razones, su esposa está confundida
en cuanto a la diferencia entre el poder y la autoridad.
Cuando los dos decidieron que sería ella quien administraría el dinero y pagaría las cuentas, usted le dio el poder de representarlo en transacciones económicas.... Eso no quiere decir que usted haya renunciado a la autoridad para tomar decisiones en cuanto al dinero de la familia. Así que aunque su esposa esté usando el poder que usted le dio para amenazarlo con retener los fondos para continuar con la tesis si usted no accede a lo que le pide, ella no tiene la autoridad para tomar esa decisión por sí sola....
Cuando los dos decidieron que sería ella quien administraría el dinero y pagaría las cuentas, usted le dio el poder de representarlo en transacciones económicas.... Eso no quiere decir que usted haya renunciado a la autoridad para tomar decisiones en cuanto al dinero de la familia. Así que aunque su esposa esté usando el poder que usted le dio para amenazarlo con retener los fondos para continuar con la tesis si usted no accede a lo que le pide, ella no tiene la autoridad para tomar esa decisión por sí sola....
»Los dos deben decidir en conjunto cómo han de gastar su dinero. También
deben decidir entre los dos si debe o no conservar su puesto de jefe, pero ya
que se trata de la carrera y del futuro de usted, su esposa debe respetar los
deseos suyos luego de darle a conocer el punto de vista de ella.
(Si se tratara del empleo de ella, la decisión le correspondería a ella luego de considerar el punto de vista de usted.) Si su esposa no está dispuesta a que tomen las decisiones en conjunto, entonces necesitan consultar con un consejero profesional de inmediato a fin de conservar intacto su matrimonio.
(Si se tratara del empleo de ella, la decisión le correspondería a ella luego de considerar el punto de vista de usted.) Si su esposa no está dispuesta a que tomen las decisiones en conjunto, entonces necesitan consultar con un consejero profesional de inmediato a fin de conservar intacto su matrimonio.
»El apóstol Pablo enseñó que, cuando Jesucristo resucitó de entre los
muertos, Dios el Padre le dio poder y autoridad muy por encima de toda otra
potestad y autoridad en este mundo, en aquel entonces, ahora y por la eternidad.1 Ya que Cristo
tiene ese poder y esa autoridad, podemos confiar en que Él será más grande y
más poderoso que nuestros problemas más difíciles. Ore junto con su esposa y
pídanle a Dios que les dé a ambos sabiduría en todas las decisiones que tengan que
tomar.»
Con eso termina lo que Linda, mi esposa, recomienda en este caso. El caso
completo, que por falta de espacio no pudimos incluir en esta edición, puede
leerse con sólo pulsar la pestaña en www.conciencia.net que dice: «Casos», y
luego buscar el Caso 277.
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